La vitivinicultura como actividad económica y el vino como producto cultural han
acompañado al hombre desde tiempos inmemoriales. El vino y su cultivo son procesos colonizadores, y capitales que apuestan necesariamente al futuro.
La actividad vitivinícola en nuestro país es considerada hoy en día como un factor identitario de nuestra cultura ya que sus inicios en forma rudimentaria se remontan a la época colonial, y su desarrollo, que ha sido paulatino y continuo ha logrado posicionar a nuestro país como uno de los primeros productores mundiales.