Tanto la violencia familiar como la de género, se vinculan al desequilibrio en las relaciones de poder entre ambos géneros, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en cualquier sociedad, se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser las mismas consideradas, por sus agresores, como carentes de los derechos mínimos de libertad, capacidad de decisión y respeto. En consecuencia, es causa y efecto de la desigualdad y discriminación que sufren las mujeres, y constituye asimismo uno de los ataques mas flagrantes a los derechos humanos, que ha permanecido oculto en la privacidad de los hogares.