El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años. Para alcanzar estas metas, tanto los gobiernos, como el sector privado, la sociedad civil y las personas debemos hacer algo.
Entre los ODS establecidos por Naciones Unidas, la cuestión climática está comprendida en el Objetivo 13, que pretende introducir el cambio climático como prioridad de las políticas públicas, estrategias y planes de los distintos países, así como con relación a las empresas y al conjunto de las comunidades, propendiendo a mejorar las respuestas a los problemas que genera y mitigar el impacto sobre la vida humana y los sistemas productivos.
La trascendencia del cambio climático está dada porque configura el mayor riesgo sistémico a nivel global para el presente y un futuro cercano, y nuestro país y provincia no están exentos de sufrir sus consecuencias.
El cambio climático es provocado por la actividad humana y claramente constituye una amenaza para nuestra forma de vida y el futuro del planeta Tierra. El calentamiento global, el incremento en la frecuencia y en la gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, y el aumento del nivel de los océanos, son prueba contundente del impacto que está causando en todo el mundo, y es manifiesto ostensible de la necesidad imperiosa de definir acciones tendientes a revertirlo y/ o mitigarlo.