Desde la segunda mitad del siglo XX como consecuencia del avance vertiginoso en los descubrimientos tecnológicos, nuestras sociedades comenzaron a experimentar nuevas formas de interrelación,
comunicación y acceso a la información.
La inmediatez que produce la digitalización de la información -sea texto, audio, imágenes, videos o cualquier otra-, ha impactado de manera trascendental en la forma en que nos relacionamos como personas y también en como educamos, aprendemos, accedemos a servicios y entretenimientos.
Pero en tanto y en cuanto la informática es, en definitiva, una herramienta, también ha impactado en la forma de cometer delitos, desde los más comunes como el fraude o la estafa, hasta otros más complejos.